La muerte no existe para los muertos. La muerte sólo existe en el mundo de los vivos. Somos nosotros quienes la enfrentamos, quienes la tememos, quienes la sobrevivimos.
Murakami escribe sobre el baile máscaras entre la vida y la muerte, los fantasmas de carne y hueso que llenan espacios, y el vivo calor de un recuerdo. Tokio blues, Norwegian Wood es un grito melancólico por lo no sucedido, un trueque de realidades, un paseo entre dos mundos sin frontera, ¿Quién dice que no hay vida en la muerte?
