Nos cruzamos con tanta gente a lo largo del día, caras anónimas que van y vienen. Y gracias a las nuevas tecnologías nos cruzamos con muchas más por los mares de Internet, rostros lejanos que se nos hacen familiares, conocidos silenciosos, pequeños amigos imaginarios.
Así conocimos a Joy. Gracias a Instagram comenzamos a seguir su trabajo, fotografías de amor de personas, lugares y cosas, con un aire de anhelo costumbrista que nos conquistó. Y gracias a él conocimos Sttilophotography y desde ahí a Juanlu. Hasta que un día, toda esa atmósfera de conocidos remotos difuminó su distancia para emprender un pequeño viaje entre las calles viejas del Borne. Todo un placer.